La tiroides, esa glándula que controla el ritmo al que funciona nuestro metabolismo, también reside en la anatomía de nuestras mascotas y, como en los humanos, en perros y gatos su desempeño puede fallar.
A los perros los afecta el hipotiroidismo, que es cuando la tiroides funciona lentamente. Los gatos, por el contrario, se ven perjudicados por el hipertiroidismo, cuando esa glándula trabaja más rápido de la cuenta.
¿Cómo detecto si mi mascota padece la enfermedad tiroidea?
Perros hipotiróidicos:
Según el médico veterinario Óscar Robert Echandi, estos son los principales indicadores de que su can sufre esa enfermedad:
-Obesidad
-Falta de energía
– Caída de pelo, tipo “pelones”, en ambos costados del cuerpo
-Expresión facial de tristeza
-Arrugas en la cara
-Infecciones de oído constantes
-Alopecia en la cola, también llamada “cola de rata”
Gatos hipertiróidicos:
El especialista afirma que, en gatos, los siguientes son las características más comunes:
-Por lo general, afecta a gatos geriátricos, ya muy viejos
-Se ponen hiperactivos; antes dormían mucho y ahora están activos todo el día
-Comen en exceso y no engordan
-Extrema delgadez
¿Tratamiento?
En ambos, casos, tanto en perros como en gatos, es posible recetar un tratamiento de reemplazo de la hormona de la tiroides.
Si el padecimiento es más fuerte y se convierte en un tumor, lo recomendable será extirparlo. El médico veterinario le indicará el procedimiento más adecuado para su mascota.