Las mascotas, principalmente los perros, son alérgicos a distintos elementos presentes en el ambiente, y esas alergias, a su vez, pueden repercutir en la audición.
¿Cómo puede ser eso posible? Una infección de oído la desata la excesiva presencia de bacterias.
«Hay perros que por una simple alergia pueden quedar sordos. Se meten la pata trasera sucia en el oído, para rascarse. Es entonces cuando se producen las infecciones», explica el médico veterinario Óscar Robert.
«Lo hacen constantemente y por muchos años, y el oído se llega a destruir. Se inflama, se infecta, se rompe el tímpano y pierden la audición», agrega.
Por eso es tan importante llevar a la mascota a la consulta de rigor con el veterinario, aconseja el especialista.
Lo recomentado es que al animal lo valore un profesional entre tres y cuatro veces al año.
En esas citas, si es necesario, se les practican lavados bajo anestesia y con soluciones salinas temperadas, no frías, asegura Robert.
Pero, ¿cómo distinguir cuando mi perro se rasca la zona del oído por instinto o porque tiene una infección?
El dolor y el mal olor son dos indicadores de que hay un problema.
«Una forma del oído de defenderse es producir cera. Cuando esta entra en contacto con el aire, se oxida, y huele feo. Entonces, ese olor rancio ya nos tiene que poner en alerta».
«Aparte, el perro se queja porque llega a romperse el oído con las uñas. Uno lo oye toda la noche rascándose y quejándose, porque le duele, y si no se atiende a tiempo, es muy probable que llegue a perderlo», continúa Robert.
Los animales muy peludos son mas propensos a padecer infecciones de este tipo, pues el pelo también crece dentro de esa área del cuerpo, lo que genera más humedad.
Esto es común en razas como shitzu, maltés o french poodle.
Una técnica para evitar las infecciones de oído en esas razas es pedir que les saquen el pelo de los oídos cuando los llevamos a hacer un corte.
En el caso de los perros que padecen sordera por vejez, una de las principales medidas es tener cuidado al entrar y salir en carro del garaje.
Muchas veces, las mascotas no escuchan el vehículo, y esto puede provocar accidentes.
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