A su perrita le ha dado por esconderse, por apropiarse de un objeto que lleva con ella a todo lado y hasta está produciendo leche, pero usted tiene certeza de que no está embarazada…
Su mascota podría estar experimentando un embarazo psicológico, una causa de consulta más común de lo que pensaríamos, asegura el médico veterinario Óscar Robert.
No se alarme. Ese episodio no es más que un rasgo genético. Se trata de una manifestación biológica y característica de la evolución del perro, que antes de ser un animal doméstico, fue un lobo salvaje.
“Los perros están hechos para vivir en manada, y solo la perra jefa, la alfa de la manada, se cruzaba. Las otras perras, que eran como las empleadas, debían estar listas para amamantar a los cachorros de la líder, en caso de que ella muriera.
“Todas las demás perras hacían un ciclo hormonal muy parecido, hacían el celo, copiando a la alfa, y cuando la perra alfa iba a parir, aunque las otras perras no estuvieran preñadas, fingían que estaban paridas porque, hormonalmente, tenían que estar preparadas en caso de emergencia.
“Esa es la explicación de por qué las perras, aunque no se crucen, hacen un ciclo hormonal como si estuvieran cruzadas”, detalla el doctor Robert.
O sea, que el embarazo psicológico es un rasgo milenario del comportamiento de los perros.
¿Cómo detecto si mi perrita está pasando por un embarazo psicológico?
-Se esconden. Buscan dónde hacer nido, dónde hacer cueva. Se meten debajo de las camas, en los clósets, sacan todos los zapatos para hacer nido.
-“Adoptan” un objeto. Puede ser un zapato, un juguete, una media, incluso un perrito con el cual convivan. Lo protegen, se le acuestan encima y hasta “le dan de mamar”.
-Tiemblan mucho, porque les empieza a bajar la leche.
-Duermen mucho.
-Comen poco.
-Están muy susceptibles. Si se les quita el objeto que “adoptaron”, posiblemente, tiendan a morder.
¿Cuáles implicaciones puede tener un embarazo psicológico en mi mascota?
-Les da mastitis, que es la inflamación de las mamas producto de una infección, pues la leche no sale.
-Cambios emocionales y hasta variaciones en el relacionamiento con el dueño.
¿Las soluciones?
-La castración temprana. Intente dejar pasar el primer celo de la perra y llévela a castrar después de eso.
-Sométala a estrés. Eso la distraerá.
“¿La mejor medicina? “El estrés. Cámbiele la hora de comer, el lugar donde le ubica el plato de comida. Sáquela a pasear en carro, si le tiene miedo al carro; llévela al veterinario, si le tiene miedo al veterinario. La única forma de cambiar ese chip es estresando al perro”, concluye el doctor Robert.
Por último: ¡Esté al pendiente!
Lleve la cuenta de cuándo empezó su perrita a comportarse de ese manera. El embarazo psicológico ocurre dos meses después de haber hecho el celo, pues la gestación en las perras dura de 58 a 68 días. Después de ese tiempo es cuando empiezan a comportarse como si acabaran de parir.